Nota en La Nación (Agosto de 2011)

Unipersonal

María Elena, nuestra cigarra

Miriam Martino, en un sentido homenaje a la cantautora

Por Pablo Gorlero   | LA NACION

Libro, puesta en escena y actuación: Miriam Martino / Canciones y textos: María Elena Walsh / Guitarra: Eduardo Pertusi / Funciones: Sábados, a las 19 / Sala: El Buho, Tacuarí 215 / Duración: 60 minutos
Nuestra opinión: buena

Cada año, Miriam Martino se despacha con un homenaje musical a grandes figuras de la canción popular, en los que rescata la esencia del café concert. Ya lo hizo alguna vez con María Elena Walsh, con Chabuca Granda, Eladia Blázquez y Violeta Parra. Esta vez, vuelve sobre María Elena Walsh.
En su propuesta reparte textos y canciones de la gran cantautora en un híbrido que circula por el espíritu de la juglaria. Miriam Martino es una experta en el contar hablando y en el contar cantando. Cautiva, seduce y hace cómplice a la platea íntegra, que termina el espectáculo cantando o haciendo palmas, en una especie de comunión social.
El único problema es que el espectáculo sería mucho más rico si profundizara su talento para contar hablando. Haría de María Elena, nuestra cigarra , una propuesta menos híbrida y más rica desde lo teatral. Los textos y la poesía de María Elena son propicios como para lograrlo.
En la canción, Miriam Martino tiene un lugar ya ganado. Eligió el repertorio adulto de la homenajeada y saborea esos textos, como una sibarita de la poesía. La dialéctica de esas palabras estimula al espectador tanto en lo emotivo como en lo testimonial. Así pasan por su voz canciones como "Para los demás", "El señor Juan Sebastián", "Los ejecutivos", "Sábana y mantel", "Barco quieto", "Canción de caminantes", "Postal de guerra", "Serenata para la tierra de uno", "El buen modo", "El viejo varieté" y la infaltable "Como la cigarra", entre muchas otras.
A eso le incorporó la interpretación de textos de la Walsh como "Cantar canciones", "Manifiesto de la señora bien", "Necrológica" y "Borrador de testamento", entre otros. A pesar de las observaciones, es imposible no salir de un espectáculo de Miriam Martino reconfortado y con el alma repleta de los más bellos estímulos


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